Las mejoras en las técnicas posibilitan que futbolistas que sufren graves lesiones puedan volver a los terrenos de juego después de pasar los obligados procesos de recuperación "Rehabilitación, el duro camino" es el título del reportaje firmado por A. Z. en su edición de hoy, lunes, del suplemento de Fútbol Base del periódico grancanario "La Provincia/Diario de Las Palmas" que reproducimos por su interés informativo.
REHABILITACIÓN, EL DURO CAMINO
El futbolista sólo piensa en jugar, en disfrutar con el deporte por el que siente pasión. Cuando sufre cualquier tipo de lesión, el mundo se le hace añicos, máxime si tiene que pasar por la mesa de operaciones quirúrgicas. Tras superar estas dos traumáticas etapas comienza un periodo de esperanza, el de la rehabilitación. En el caso del fútbol, con un doble objetivo: primero, reacondicionar la zona afectada tras su tránsito por el quirófano y, segundo, la puesta a punto para la competición. Es el duro camino que tiene que recorrer el deportista para volver a los terrenos de juego con garantías de continuidad.
La de rehabilitación y fisioterapia es una de las áreas menos conocidas de la Mutualidad de Fútbolistas Españoles, aunque, por el contrario es de las más importantes por los valiosos servicios que presta. “Años atrás, muchos de los que se operaban de rodilla ya no volvían a jugar. Hoy parece normal romperse la rodilla y volver a la práctica del fútbol. En este paso adelante han influido positivamente las mejoras en las técnicas quirúrgicas y la rehabilitación”, indica el fisioterapeuta responsable de los servicios centrales de rehabilitación que la Mutualidad tiene en la calle Ángel Guimerá de la capital grancanaria.
Pero la rehabilitación no sólo se concentra en el centro de Ángel Guimerá. Además se han establecido más de una decena de establecimientos satélite en distintos puntos de la isla de Gran Canaria, así como en Fuerteventura y Lanzarote. En función de la gravedad de las lesiones y del proceso de rehabilitación que se paute, los lesionados se destinan a los centros de referencia.
“Las lesiones graves que conllevan largos periodos de rehabilitación se concentran en tres lugares: la capital, Santa María de Guía y Vecindario. Establecemos este protocolo por una cuestión de apoyo psicológico entre los lesionados, que a veces pasan por malos momentos anímicos durante el proceso de recuperación”, indica Néstor Moreno Moreau, jefe de los Servicios Médicos de la Mutualidad. “De hecho, mantenemos un estrecho contacto con los rehabilitadores hasta el punto que si en el proceso de recuperación se produce alguna anomalía nos la comunican y procedemos a su evaluación médica”, agrega el cirujano traumatológico.
“Aunque depende de la personalidad de cada uno, la mayoría de los lesionados en proceso de readptación pasan por diferentes etapas anímicas. Primero alegan que no van a volver a jugar. Luego, cuando empiezan a notar mejoría, y además coinciden con otros lesionados que han padecido lo mismo que ellos, se animan. Incluso, a los más competitivos, tenemos que frenarlos un poco porque pretenden acortar los periodos de recuperación”, indica el jefe del centro de rehabilitación que la Mutualidad tiene en su sede central.
Sólo en el centro de Ángel Guimerá, que atiende procesos de rehabilitación de larga duración, se atiende una cifra media de 250 a 300 personas al año, a una media de 50 lesionados al día. Inicialmente, y durante las primeras semanas, cada una de las sesiones de fisioterapia suele durar entre una hora y media a dos horas. “Con el paso de las semanas ya empezamos a alternar la rehabilitación con el trabajo de gimnasio para terminar de readaptar al futbolista”, indica el responsable del centro.
Los principales “clientes” del centro de rehabilitación de la Mutualidad son aquellos que han sufrido lesiones de rodilla (desde esguinces hasta intervenciones quirúrgicas de ligamento cruzado anterior o menisco), pasando por fracturas de clavícula, muñeca, tibia y peroné y pubalgias. Las estadísticas indican que de los 250-300 pacientes anuales que llegan a los servicios centrales, la mitad de ellos (casi el 50%) son operados de la rodilla; el 25% son futbolistas que han sufrido algún tipo de fractura y el otro 25%, víctimas de esguinces de grado superior.
“Si recuperarse de un esguince de rodilla puede durar unos tres meses, cuando nos referimos a intervenciones quirúrgicas tenemos que calcular seis meses como mínimo. En muy pocos ocasiones hemos llegado a tener pacientes durante un año o más; cuando esto ocurre es porque ha sufrido algún tipo de rechazo al material que se le implanta en la operación o complicaciones por problemas asociados a la rehabilitación”, indica el jefe de rehabilitación de la Mutualidad.
Pero no sólo en el Servicio de Rehabilitación de la Mutualidad se acoge a aquellos que ya han pasado por una mesa de operaciones. “En algunas ocasiones, los traumatólogos nos remiten a pacientes que están pendientes de ser intervenidos con el objeto de que lleguen en mejor estado”, agrega el fisioterapeuta.
LAS LESIONES NO TIENEN EDAD
Aunque el mayor número de lesionados que llegan a rehabilitación se encuentran en la franja de edad comprendida entre los 17 y los 25 años, “también encontramos pacientes de corta edad y otros de más de 35”, indica el responsable del centro de la Mutualidad de Futbolistas.
En el caso de fútbol base, Luis recuerda que recientemente tuvo a un paciente de sólo 12 años que sufrió una rotura de ligamento cruzado. “A este chico ya se le dió el alta, pero por su edad, al encontrarse en proceso de crecimiento, no se le ha podido someter a una operación quirúrgica”, indica.
También se ha atendido a pacientes de menor edad, como chicos de 8 y 10 años que han sido víctimas de fracturas de tibia. Sin embargo, los que más acuden a rehabilitación a estas edades son aquellos que sufren fractura de muñeca por un balonazo.
Recientemente, un joven jugador de un equipo del centro de la isla sufrió fractura del condilo humeral (hueso del brazo) y tuvo que ser intervenido de urgencia en el hospital Santa Catalina para proceder a la reducción de la lesión (colocar el hueso en su sitio) y efectuar una osteosíntesis (implantarle elementos metálicos de sujeción). Ahora se encuentra inmovilizado y en breve comenzará la rehabilitación.
