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Clinic de Árbitros.- José Hernández: "El árbitro debe ser honrado en sus decisiones"

Escrito por: Administrador el miércoles, 3 de abril de 2013 | 19:56


El periodista deportivo dio su visión del colectivo arbitral en el transcurso de una de las ponencias expuestas en la XXII edición del Clinic de Árbitros. El experimentado periodista deportivo José Hernández Viera fue uno de los tres ponentes que participó el pasado lunes, 1 de abril de 2013, en la XXII edición del Clinic Internacional de Árbitros que se desarrolló en el cine Guaires de la ciudad de Gáldar. Viera Hernández, que durante muchos años cubrió la información futbolística de distintas categorías en el periódico La Provincia/Diario de Las Palmas, une a su condición de periodista la de haber sido árbitro de balonmano en su juventud, circunstancia esta que le lleva a conocer perfectamente la psicología de los miembros de este colectivo, además de proceder a su análisis público como avezado periodista.


Por su interés, reproducimos íntegramente el contenido de su conferencia ante más de 400 asistentes a esta sesión del Clinic Internacional de Árbitros.

Cuando me invitaron a participar en el Clinic, y el amigo Esteban me dijo que quería que hablara sobre la “imagen arbitral”, mi primera pregunta fue: ¿Qué papel juega un arbitro en un encuentro de fútbol?. La respuesta es muy sencilla: el de juez. ¿Y que es lo que se le exige a un juez?. Muchas cosas, pero lo primero que sea honrado en sus decisiones, que sea ecuánime. Entonces me dije, lo primero que ha de ofrecer un árbitro para tener una buena imagen, es ser honrado, ser ecuánime, y no dejarse llevar por sentimientos, ni a favor, ni en contra.

Arbitrar un partido ya sea de fútbol o de cualquier otro deporte, es una de las tareas más difíciles, y diría, más incomprendida que existe. Sus decisiones casi siempre son cuestionadas por parte del público que durante todo el partido no se cansa de lanzar insultos cada vez que este pite una falta, en la que la mayoría de las veces el árbitro tiene la razón. Pero de entrada lo insulto y después reconozco que acertó en su decisión, “así en la próxima ocasión, si tiene duda, la pita o no, en función de los colores de mi equipo”.
Ese es el ambiente en el que se desenvuelve el árbitro, y si bien en el mundo del fútbol profesional cuenta con más garantías, con unos Comités que les protege, en el campo amateur se tienen que mover en arenas más movedizas, y son objetos de agresiones. 

Es decir, por aplicar el reglamento son victimas de agresiones verbales por parte de jugadores y de la afición, pero lo más preocupante es cuando éstas se convierten en físicas.

Estamos viviendo en la época de la imagen, y la imagen entra con muchas facilidad a nuestras casas, a nuestro salón. Hoy en día se televisan decenas de partidos todas las semanas y de distintas competiciones. Eso es bueno para el futbol, evidentemente, porque ya los partidos no son en exclusiva para los que acudan al Estadio. Los grandes partidos lo vemos cómodamente sentado en nuestros sillones de casa o donde queramos disfrutar.

Y el espectáculo lo tenemos en casa. Es verdad, pero tenemos las genialidades de las estrellas del fútbol, los golazos y también las trampas, los insultos, los entrenadores presionando al árbitro, al juez de línea, al cuarto árbitro, y a todo aquel que tenga alguna responsabilidad en el partido y lo pueda amedrentar. Todo lo antideportivo que siempre hay en los partidos de las estrellas. Y quienes están ante el televisor se quedan con lo bueno y con lo malo.
Esa imagen de la protesta, de presionar al árbitro se traslada a las categorías amateurs, a los niños y sus técnicos. Ven la imagen, la asimilan y la quieren llevar a la práctica. Estoy en el banquillo, quiero ganar el partido como sea, y si hace falta le meto miedo al árbitro. Las vías, son muchas, como la de decirle a este u otro jugador que finja una patada, una agresión, o un penalti. La cosa es poner nervioso al árbitro para que se equivoque.

Pero esta presión sobre el árbitro comienza la semana previa del partido, sobre todo en encuentros de mucha igualdad, donde cualquier detalle puede ser decisivo para desequilibrar la balanza. Lo vivimos por ejemplo en unos de los últimos Barça – Madrid. El entrenador azulgrana dice a mitad de semana que el Barcelona no obtiene resultados positivos con éste árbitro- ¿Y quién sale en defensa (entre comillas) del árbitro?. Mourinho. ¿Por qué?. Porque sabe que Roura esta fabricandose una situación que le sea favorable para que el público del Nou Camp se ponga de uñas cuando el árbitro pite.

Lo que trato de transmitir a ustedes es que partiendo de la base que tienen la labor más ingrata de un partido, la de repartir justicia, a la vez es una misión importantísima que han de sacar adelante, con comprensión, mano izquierda y dando la imagen de serenidad, solvencia, elegancia, que a todos esos tramposos les de vergüenza tener que llegar a esos extremos para justificar sus desaciertos y su falta de preparación, porque sabe que el árbitro conoce bien las reglas de juego y que lo único que le mueve es una aplicación justa del reglamento. ¿Qué se equivoca? Y quién no. Nunca he visto yo que se resalte un error de un jugador o un técnico, tanto como el del árbitro. Es el punto de mira para resaltar sus errores, porque los aciertos se presupone que son algo normal. Pero en el caso de los jugadores no. Ellos si pueden fallar.

En una entrevista que le hicieron a finales del pasado año a Victoriano Sánchez Arminio, reconocía que “siempre (refiriéndose principalmente a los entrenadores) van buscando la disculpa con nosotros. Se amparan en el más débil, en el árbitro”. Así se expresaba el presidente del Comité Nacional, quién ahondaba en que “estoy seguro de que usted nunca habrá visto a un árbitro criticando o faltando el respeto a un entrenador”. Y es lo que les estoy comentado con anterioridad. El jugador o el técnico siempre busca la disculpa, el error, en el árbitro, y ya le puedan poner todas las mejoras técnicas que quieran, que el entrenador, para salvar su contrato, busca al de negro para decirle que el error que tuvo en el minuto veinte del partido fue la clave para la derrota.

Y hablando de negro. Menos mal que a partir del Mundial de Estados Unidos, en 1994, la FIFA autorizó a los colegiados utilizar una camiseta de cualquier color que no se confundiera con el uniforme de los futbolistas. Nació como iniciativa para cambiar la imagen anticuado de los hombres de negro. Era la imagen del arbitro, vestido de negro desde la solapa hasta los pies, como si de un juez de paz fuera y que el mejor de las desconsideraciones que se llevaba era “el de negro nos fastidió el partido”. Era una imagen terrible, que afortunadamente se modificó y hoy en día, como los porteros argentinos, los árbitros se ponen el color de camiseta que se le antoje y repite mientras los partidos le salgan bien. Si un día se equivocan, o las cosas le salen mal, se cambian a otro equipaje. ¿Recuerdan a ustedes algún entrenador que también lleva estas manías a la practica?. Yo, si y a varios…

Este cambio en la vestimenta, que como digo creo que ha sido positivo para el cambio de imagen del árbitro, se ha visto complementado con otras medidas, como puede ser la de las tarjetas, que se implantó con anterioridad, concretamente en el Mundial de 1970, en Mexico, donde aparecieron por primera vez las tarjetas amarillas y rojas, es decir, la de las amonestaciones y expulsión. La gota que colmó el vaso para que la Internacional Board tomara esta medida fue la expulsión de Rattín en el partido Inglaterra – Argentina, en cuartos de final de la Copa del Mundo en 1966. El árbitro alemán Kreitlein le gritaba ¡out! y el argentino se hacia el desentendido por el campo, como si con él no fuera la cosa. Tremendo escándalo en el Estadio de Wembley.

A mi juicio, otra medida acertada, y además, vemos como hoy en día el árbitro se puede permitir el lujo de esperar que los ánimos se serenen y a varios metros del jugador, con una serenidad pasmosa, saca la tarjeta del color que la infracción merece, sin necesidad de alardear nada. Antes también habían colegiados que salían como balas hacia el jugador y el grito de “A la calle” se oía en todo el Estadio. En más de una ocasión se formaba una gran trifulca. Tiene en estos momentos el colegiado la potestad de manejar los tiempos y con mucha frialdad imponer el castigo que se merece sin decir nada. Mano al bolsillo y tarjeta que te quiero. Más elegante imposible, y entro mejor lo haga, mejor imagen proyecta.

Otro acierto que se implantó a partir del año 2004, fue la del tablero que muestra el cuarto árbitro para dar a conocer el tiempo añadido en cada uno de los periodos del partido. Tremendas broncas se formaban antes cuando llegaba al minuto 90 y el árbitro había alargado el partido por pérdidas de tiempo. Ahora todos saben que restan tres, cuatro minutos, o los que sean.

Quisiera referirme a una anécdota que sucedido en el torneo clausura del campeonato boliviano, cuando el árbitro Raúl Antequera alargo un partido durante dieciséis minutos. Jugaba el Blooming y el Aurora, siendo el resultado al llegar al minuto 90, de dos a uno favorable a los primeros. El cuarto árbitro saca la tableta con tres minutos adicionales, periodo que aprovecharon los visitantes para igualar el partido, tras señalar Antequera un penalti y expulsar al defensa. Pero ¿qué ocurrió?. Se saca de centro y el árbitro decide seguir adelante el partido hasta el minuto 106. Al final, 4-2 para los locales y sesenta días de castigo para el árbitro. 

Pero para curiosidades la que ocurrió a principios del siglo pasado, ahora se van a cumplir noventa años de lo que les voy a contar. Fue en el campeonato argentino, en un partido entre Platense y Alvear. El encuentro estaba muy igualado, y en un momento de gran tensión, un grupo de espectadores, ante la falta de protección policial, invadió el terreno de juego para agredir al árbitro Francisco Mafioli. Pero él no se intimidó para nada, sacó un revolver que guardaba dentro de su camisa y se enfrentó a los hinchas que volvieron rápidamente a la tribuna. Lo curioso es que una vez todos en su sitio, el partido continuó como si nada hubiera sucedido.

El resultado es lo de menos, pero los que estuvieron en ese encuentro nunca olvidaron a Mafioli, que no sólo dirigía con el reglamento debajo del brazo, sino también con un arma. Y viene a cuento todo esto, para hacerles ver que en el fútbol, como en todas las cosas, hay situaciones extremas. Quizas podría ser ésta como la negativa, pero también las hay positivas y muchas. 

Para el recuerdo y buena imagen, la del colegiado italiano Colina al terminar la final de la Champions el 26 de mayo de 1999, entre el Manchester United y el Bayern Munich, consolando a los jugadores alemanes, desolados sobre el césped del Nou Camp. El Bayern ganaba en el minuto 90 por un gol a cero, pero en el minuto uno y tres del tiempo adicional, los ingleses le dieron la vuelta al marcador y se alzaron con su segundo titulo continental, cuando ya los alemanes celebraban el titulo. El “Pelado” como cariñosamente se le llamaba al árbitro italiano consolaban a aquellos deportistas que no se creían que habían sido derrotados.

Y es que para mi, el árbitro debe ser considerado como un deportista más, encargado de impartir justicia entre dos contendientes que buscan el triunfo. El no tiene la misión de marcar un gol, o defender una portería, pero si de que el reglamento se aplique justamente. Y si el jugador o el entrenador, esta ahí porque el fútbol es su pasión, el árbitro también es un apasionado de este deporte.

Para pasión, la del árbitro asistente del partido Argentina – Chile, el paraguayo Nicolas Yegros, que asombrado por la presencia de Messi, pidió que le hicieran una foto con La Pulga, al termino del primer tiempo. Con 45 años, este colegiado está a punto de retirarse y podrá presumir de esta foto que ha levantado una polémica a nivel mundial, donde todas las redes sociales se hacen eco de este hecho. Sin embargo, tristemente he de decir que la muerte de un juez de línea en Holanda, agredido por jugadores juveniles, no tuvo la misma repercusión mediática que la foto en cuestión de Messi y el colegiado paraguayo. Lo de Holanda llevó al rechazo de todo el fútbol mundial, en su momento, empezando por el presidente Joseph Blatter, pero se acabó. 

La propia UEFA, en la reunión previa de la última Eurocopa, ganaba brillantemente por nuestra selección, les hizo otro encargo a los árbitros: “Cuidar la imagen del fútbol e informar indicios de corrupción”. Es decir, que a ustedes se les pide no solo que sean los vigilantes del juego correcto, sino que denuncien la corrupción que pueda existir a su alrededor, ¿Ojala crearan un Comité de Jueces para perseguir la corrupción de muchos políticos?.

La Unión Europa pide a los árbitros que cuiden la imagen. Son ustedes los primeros que tienen que dar una buena imagen. Yo no les digo que a partir de ahora sean top models, sino que proyecten la mejor imagen posible aplicando el reglamento. Porque doy por sentado que ustedes son los que mejor conocen las reglas de juego. En clases y en clinics como éste asimilan las normas, y ahora lo que hay que hacer es que se apliquen, con la mayor normalidad. Sin chulería, sin provocación, pero tampoco cayendo en la provocación de otros. Es decir, si el jugador o el entrenador trata de menospreciar nuestra labor, la mejor repuesta es la indeferencia, y si insiste, la tarjeta. No debemos entrar en su juego. La razón siempre está de parte de ustedes, porque son más fríos en sus decisiones, y aunque tienen la dificil misión de decidir en una décima de segundo, cuentan con el apoyo de sus auxiliares. Pero tengan la seguridad, que en la mayoría de las ocasiones aciertan.

Hoy en día el fútbol español está de moda, está en el primer puesto del ranking mundial. Estan los jugadores, los técnicos y los árbitros, aunque como siempre, donde menos reconozcan los méritos de ustedes sean aquí. Pero eso ocurre en las mejores casas, en el que lo de fuera siempre es mejor que lo nuestro. El Comité Tecnico de Arbitros de Las Palmas se fraguó hace muchos años y el prestigio que ha adquirido ha sido merced a unas personas, ustedes, comprometidas con una misión, que cada vez pulen más y serán las generaciones futuras las que recogen la semilla que ustedes planten. Han de salir a los terrenos de juego exhibiendo elegancia no sólo física, sino de madurez y eso se consigue con una preparación de la mente, sabiendo que va a ser el blanco de las iras, de forma injustificada. Cuando sepamos superar esas críticas, daremos una mejor imagen y se ganará en respeto de todos.
Por experiencia propia les puedo decir que el mundo del árbitraje es apasionante. Mis comienzos en el deporte, fuera de la edad escolar, fue a través del árbitraje, de balonmano, aunque pronto conecté con la prensa y meti en el armario el traje negro que aún conservo. Pero mi pasión por el deporte llegó a través de repartir justicia, aunque un par de tortas me llevé también de jugadores que después han sido amigos. Hoy en día miro con orgullo hacia Angel Sabroso y Oscar Raluy, unos magnificos árbitros de nuestra tierra que triunfan a nivel mundial, como también lo hizo mi compañero en la mesa, Miguel Betancort, en el mundo de la canasta. 

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