El periódico Marca publica en el día de hoy un reportaje de la mano de Julio Cesar Iglesias con el titulo, El Madrid tiene sangre canaria, donde los protagonistas son los jugadores canarios que militan en la base del Real Madrid y que tan buen resultado les está dando.
Pero la publicación de este reportaje en la web de Radio Faro del Noroeste es en reconocimiento a la persona que ha hecho posible que estos jugadores estén en estos momentos cumpliendo sus sueños deportivos gracias a la labor de Sixto Alfonso Bejarano, la persona encargada de descubrir estos talentos canarios del fútbol, para el Real Madrid.
No cabe duda que este articulo es un homenaje que llega como regalo adelantado de los Reyes Magos para Sixto, al que nos sumamos y felicitamos.
A continuación reproducimos literalmente todo el reportaje y editamos una foto del mismo.
Julio César Iglesias
El Madrid tiene sangre canaria. Fuente: Diario Marca.
En los últimos años, el Real Madrid ha recibido una continua y estimulante transfusión de sangre canaria. Desde las capas mas bajas hasta las mas altas de su cantera o, dicho sea con exactitud, desde su dinámico Primer Infantil hasta su astronómica primera plantilla, cruza una brillante linea de futbolistas unidos por dos rasgos familiares: la clase y el acento. Un día recitaremos de memoria la escala de nombres propios, Juan Carlos Arana, Elliot Gómez, Néstor Sánchez, Cristian Artíles, Agoney González, Omar Mascarell y, por descontado, Jesé Rodríguez.
Todos comparten una visión tropical del juego y con ella, una manera de transmitirle colores, formas y sonidos que inevitablemente asociamos al paisaje de las Islas. Como sus antecesores mas admirados, tienen también una facilidad natural para curvar el espacio y el tiempo. Muestran las mismas habilidades creativas que, por ejemplo, hacen brasileño a Brasil o, centrémonos en el Archipiélago, el mismo soplo intuitivo que permitió a sus paisanos guanches descubrir el original idioma conocido como silbo gomero.
Cuando vemos progresar al gran Agoney, un relámpago con botas, desde la banda izquierda o al cortante Cristian, un cuchillo dentado, desde la banda derecha o descubrimos a una cadencia llena de matices en el toque de Omar, que centro campista tan bien templado, nos decimos que conviene ponderar y preservar esta escuela.
Cuando vemos arrancar desde cualquier parte a Jesé, una figura emergente que lleva un demonio en cada pierna nos convencemos de que las diabluras pueden merecer la gloria, nos reconciliamos con el poder de la inspiración y, en un acto reflejo, recordamos a Germán, resucitamos a Guedes, reivindicamos a Valerón y nos trasladamos al lugar en que se fabrican los goles y las folias.
Comprobamos que, con la pelota denominada, estos chicos no necesitan un silbido para comunicarse. Sólo precisan seguir el ritmo interior que, desde Luis Molowny Arbelo y a través de las épocas, hizo inequívocamente insular al fútbol canario.
